
Puntual, coge el de las 8 y 37
Como todas la mañanas suena el despertador en el dormitorio de Edmundo, son las siete. El reloj recibe el manotazo de cada día enmudeciendo en la oscuridad de la habitación. Edmundo echa los pies al frío terrazo. Un frío le recorre el cuerpo para acabar en temblor. Abandona a tientas la habitación mientras Ana sigue durmiendo, eso parece. No recuerda donde dejó las zapatillas la noche pasada, da igual. –Joder qué frío hace hoy– Piensa, mientras mira fijamente las baldosas del baño y alivia su vejiga.
El sonido de la cisterna se funde con el del microondas. Edmundo es de esas personas que desayunan de pie un café, un café muy cargado, sin más. De pie, con prisa y sin aprovechar el momento, la costumbre del bar de camino, la costumbre del café solo. No le gusta molestar a Ana en su sueño. Disfruta pensando en ella entre las sábanas mientras se prepara, se viste y se peina. El día anterior había preparado el traje; el más claro, el azul. Una camisa salmón y la única corbata que le quedaba, la rosa jaspeada. Incluso él se daba cuenta que no iba vestido de la mejor forma, un nota, vamos. La verdad es que le importaba un carajo, estaba harto de tanto viaje, harto de los trajes arrugados, harto de hablar de sostenes, harto de venderlos.
Un beso en la mejilla en la oscuridad y con eso se despide de ella que sigue dormida. Hoy son casi dos horas de viaje con la maleta de los sujetadores, con el miedo de que se abra y se descubra su secreto, y parecer un fetichista, un pervertido o algo peor, corren malos tiempos para las explicaciones sencillas. Coge el tren de las 8 y 37, como todos los primeros miércoles del mes, comienza su viaje hasta Miranda de Ebro. Y este, con espera y transbordo.
Piensa en ella, sin lencería, natural y libre. ¿Que tal se dará el día?
La fotografía
Mi visión
Se llega a notar muy levemente la valla entre el tren y el objetivo. Fotografía de alto contraste intentando remarcar un dramatismo de una mañana de invierno imprimiendo en ella un cierto aire depresivo. El tren evoca ese algo que se va, pero en ese intervalo de lo que está por irse, congelado el instante previo a la partida.
Datos técnicos
Nikon D90 | Distancia focal (35 mm): 300 mm | f /13 | ISO: 200 | Velocidad: 1/50 seg