Pamplona, mi ciudad
Fotografías de mi ciudad, Pamplona. Un recorrido por sus calles, plaza, barrios y rincones. Mi visión de Pamplona.
Sombras en el soportal

El siglo XIX se consume. El Café acaba de inaugurarse y no se habla de otra cosa en Pamplona desde hace dos años. La historia que voy a contar empieza en domingo y con Domingo. Una de esas casualidades que se convierten en anécdota.
Las campanas de la iglesia de san Nicolás han dado las siete de la mañana y la luz del sol se cuela entre las hebras de los visillos, Domingo se despereza y cubre los ojos con la mano a modo de visera. Observa sobre la silla el sombrero nuevo que compró el día anterior. El dependiente le dijo que es el último grito en Madrid y que es un sombrero que da mucha prestancia, presencia, gallardía, garbo, aplomo, atractivo y no sé qué cosas más. – Así sea, me doy por satisfecho si me protege del sol.
La cabeza de Domingo va despoblándose, los cuarenta no perdonan. Mientras se lava en la palangana piensa en el mensaje que va a enviar a Manuela. Se seca, se atusa el bigote y sonríe.
Dan las nueve en el campanario mientras escribe la carta.
– ¡Albertito ven aquí!
Alberto es el hijo de una prima suya que quedó viuda hace cuatro años, ahora viven los tres juntos.
Domingo termina de doblar el papel en forma de triángulo y se lo entrega al chaval.
– Toma, llévaselo a la señorita Manuela y no vengas sin respuesta.
Alberto conoce bien el camino, lo ha hecho muchas veces y todas ellas con la vuelta de vacío.
Manuela regenta una botica, es una mujer guapa, atractiva, inteligente y con una gracia muy especial. La mayor parte de los varones de la muralla hacia adentro la cortejan y alguno de los de fuera también. Domingo la conoció en la procesión de Semana Santa del año del Pacto de la Alternancia buscando un remedio para un dolor de espalda. Ha pasado mucho tiempo y sigue pensando en ella e insistiendo, hoy le duele el corazón. Hasta ahora no ha conseguido una cita. ¿Será hoy el día?
La fotografía
Mi visión
Una de esas imágenes que te encuentras mientras caminas. El repartidor de las bebidas pensó esa esa mañana en ti y compuso la escena, para qué más. Se complementa con un pequeño retoque para crear las sombras de las columnas y dar sentido a la historia.
Fotografía e historia publicada originariamente en mi cuenta de Instagram.
Datos técnicos
PAMPLONA: Nikon D90 | 105 mm | f /5,3 | ISO: 800 | 1/160 seg
COAVNA Mirar la arquitectura 2018, mi obra «A dos aguas»
Concurso de fotografía del COAVNA Mirar la arquitectura 2018
Acaba de publicarse el resultado del concurso de fotografía Mirar la arquitectura 2018 del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro. El ganador en esta edición ha sido Miguel Agramonte Aráiz, su fotografía «(0,0,0)» captada en el trinquete del Club de Tenis de Pamplona ha sido la mejor valorada por el jurado. La imagen muestra el suelo del trinquete remarcando el área de juego por un aspa de color rojo. El título en tiendo que es el emplazamiento espacial de la pelota justo en el cruce de las líneas. La imagen tiene fuerza, y para mi, es justa ganadora. El segundo puesto ha sido para Fernando López Urdín con su obra “Una ligera evocación de Robert Wiene” y el tercero se lo ha llevado Javier Ruiz Ilundain con la fotografía «BN020220202». Desde aquí mis felicitaciones a todos ellos, y por supuesto, al resto de finalistas y accésit.
Exposición de las obras
Desde el 12 de marzo hasta el 27 de abril de 2018 se podrán ver las 90 obras participantes en este concurso en el Palacio del Condestable en su segunda planta.
Mi obra: «A dos aguas»
La obra que he presentado en esta edición es «A dos aguas». En ella realizo una composición mínima entre un elemento urbano, la farola, y el tejado de uno de los edificios de Pamplona menos conocidos. Se trata de la iglesia de Santiago Apóstol en el barrio de la Chantrea. El proyecto de este edificio es de 1966 firmado por Javier Guibert y Fernando Redón. La construcción se terminó en 1969 y es una de esas obras invisibles de la ciudad, quizás por su ubicación. Este no es un lugar habitual de paso, si descontamos a los vecinos de la Chantrea. Sirva esta fotografía como pequeño homenaje a esta construcción tan singular, bella en sus formas, en la elección de sus materiales, en su luz, en el significado que le dieron sus arquitectos como lugar de culto, en la orientación y en como decora ese rincón de Pamplona entre la calle Ororbia y Mendigorría.
Lo dicho, desde el 12 de marzo pueden ver esta fotografía y el resto obras de los participantes del concurso Mirar la arquitectura 2018 en el Condestable, disfrútenla.
Para finalizar, estas son mis obras ganadoras en anteriores ediciones del concurso: «Balcones al cubo» en la séptima edición y «Sin pies ni cabeza» en la décima edición
La fotografía
Mi visión
La fotografía la titulé en un principio como «Trampantojo» porque en realidad la imagen es un engaño al ojo, no es lo que parece. La instantánea está tomada una hora y media antes del anochecer, el sol todavía está bastante alto. Es un contraluz por el alto contraste entre el cielo y el edificio, pero sin llegar al juego de luces del ocaso. La luz de la farola es natural, es el propio sol el que reverbera dentro de la esfera de cristal. La sutiliza de las sombras del tejado donde se remarcan tímidamente las líneas rojas hacen del conjunto una obra equilibrada, con un punto de fuga cenital, un comienzo bien definido en la esquina inferior izquierda y con tangentes imaginarias que no llegan a serlo.
Datos técnicos
Nikon D90 | Distancia focal (35 mm): 90 mm | f /32 | ISO: 200 | Velocidad: 1/60 seg
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